UNFV, Lima, Perú

PUERTO DE ULTRAMAR:

Emily Abregú Pascual, Edwin Angulo Quiroz, Pedro Espinoza Huaroto, Carla Gonzales Flores, David Pérez Garland, Yuri Sakata Gonzales, Juan Valle Quispe.

jueves, 3 de noviembre de 2011

"Von" de Laura Rosales (Lima: Lustra editores, 2011)

Por Juan Valle


Con la aparición de Von, Laura Rosales viene a integrar una buena lista de poetas jóvenes (Wilver Moreno, Karina Valcárcel, Diego Lazarte, John Martínez, Mario Morquencho, etc.) que tras frecuentes presentaciones itinerantes llegaron a hacerse, unos en mayor medida que otros, de la empatía y seguimiento de un público más allá de los pequeños circuitos hasta llegar irremediablemente, debido a su trabajo constante y su perfil bajo, a captar la mirada de la crítica. Lo que a continuación presentaremos, será también una revisión de lo que creemos son  algunas de las ideas planteadas por la autora.

Yendo propiamente al poemario, se vislumbran en sus páginas la apuesta por una postura irreconciliable con la realidad, con ello, el hablante lírico va formando poco a poco un entramado de figuras e imágenes a lo largo de los poemas.

La estructura dividida en tres partes: “Estancias del ensueño”, “Jardín interior”  y” Patio de espejos”, nos muestra, en la sucesión de los poemas, una constante a cerca de la definición de sus posturas. En la primera parte,  los poemas tratan de ser manejados cada uno con un hilo conductor y sin tratar de perderse, pero a su vez contienen figuras sencillas  que no exigen difíciles vinculaciones referenciales, en “Contemplando una fotografía de F.A”: “Veo tu corazón componer música”; en “Chopin”: “montaña criptada por la niebla”; en “Ultramar”: “celebra junto al mar/ la libertad de las gaviotas” e  incluso poemas que revelan rápidamente su contenido como es el caso de  “Celdas: “y solo el deseo de la soledad/ de lamer el espíritu de los espejos […] todos nuestros yo atrapados/ en estas estructuras”. Los puntos a favor en este primer apartado son las entradas que brinda a través de los poemas-homenajes “Pizarnik”, “Chopin” y “Hokusai”, en ellos, no hay  sólo la evocación sino la intención de amoldarse a la perspectiva que se tiene de estos personajes enPizarnik”:  “porque vienes a mí/ por la senda equivocada/ de castillos destruidos/ muñecas degolladas/ y libélulas sordas; en “Chopin”: “!Luz de estruendo misterioso/ abre paso a lo negro!”; en “Hokusai”: “tintero triste/ ahogado/ en hermosura”; con estos poemas (solo una muestra) logra afianzar y dar por sentado la naturaleza de los poemas que seguirán ya que, como afirmamos en un primer momento, ésta  se alimenta en la necesidad de adherirse a planos que escapan a la realidad y lo racional para irse a una predominancia de los sentimientos, la introspección y el ensimismamiento. 

En “Jardín interior”, la segunda parte,  los poemas tienen por título el primer verso; en ellos, se logra revelar de mejor forma una actitud que podría ir más allá de las posturas que aparecen de forma inicial (que bien podría ser, por ejemplo, de género: “Beber de mi propia leche”)  para dar la sentencia de una actitud poética (“ser todo/lo que inventa/ mi mano”). Además, se nota un buen mantenimiento de las metáforas (“De niña me enamoré/ de un pájaro muerto”) a la vez que, a pesar de ser sencilla, muestra una mayor solidez a nivel estructural además de un inicio y final contundente. Hay una preferencia, en buena parte, por lo escueto, los versos, por ser cortos, son mejor trabajados, siendo esta brevedad en la que el yo lírico parece fluir con mayor naturalidad. A pesar de esto,  se presentan también algunos errores como  el de la ampliación empalagosa de los símiles que no termina de convencer (“como el espanto de los niños/ que no azulan sus caparazones,/ que no elevan sus brazos/ para tocar libélulas cantoras/ sobre el ventanal del mundo,/ sobre las sombras de  los hombres y los hombres”). Cabe resaltar, también, que como estructura hay una mayor apuesta por la forma, a través de la cual, a pesar de su variado registro, se observa una mayor preocupación por la construcción de ésta (basta  el ejemplo de la presencia de un poema en prosa). Así, mal que bien, este segmento del poemario exhibe una mejor y más elaborada construcción si lo comparamos con el resto del poemario.

El tercer y último apartado sería, entonces, una prolongación más afinada del segundo, aunque no por eso mejor lograda. En esta parte continuaría el interés por lo obnubilado, lo retraído, lo ensimismado que guía finalmente al hablante lírico (en el poema I: “Ella escala la aurora al descubierto/ Ella conoce los sonidos de las sombras […] (preferiría no tener ojos)”). Reafirmándose, así, lo evidenciado en poemas anteriores donde aparece un hablante lírico que prescinde de aspectos que puedan o deseen someterlo a la realidad, a lo corpóreo y a todo aquello que pueda traerle la idea de esto, siendo, así, rechazado y, más aún, tratado con escepticismo, tal y como es evidenciado en los poemas “XII”: “Al primer grito/comenzó mi silencio.”; en el poema “XIII”: “Tejo los agujeros de mi pecho/donde busco goce en la memoria.”; el poema  V: “Mi cuerpo es solo un cuerpo”; etc.

Finalizando, podríamos decir que el poemario de Laura Rosales plantea de por sí una mirada mucho más personal y definida gracias a las lecturas que se hacen evidentes en los primeros poemas. Su línea, despejada poco a poco a lo largo del poemario se enmarca en la definición de una actitud poética que apuesta por la interioridad y los espacios de la memoria sin valerse de figuras exacerbadas ni rimbombantes sino con un lenguaje sencillo y, por ello, más simpático y hasta enternecedor, lo que garantiza la expectativa de futuras publicaciones.






3 comentarios:

  1. Honestamente pensé que le iban a echar flores y que se iban a empachar en adulaciones, pero me equivoqué. El reseñador ha sido crítico y honesto en juzgar el poemario. Ahora, ya es cosa del lector si decide contradecir al reseñador y para eso se necesita leer el susodicho poemario.

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  2. La conclusión es muy optimista en relación a tu análisis. Leyendo el artículo, me da una idea acerca de la necesidad de leer el poemario.

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  3. Para Dennis, sí, esperaba ser objetivo, pero que quede claro que en ningún momento he tratado de desmerercer el poemario, he notado ciertos errores que cualquier texto primerizo podría poseer, pero en general  creo que es un texto que no tiene por qué pasar desapercibido.

    Para Mirella, no esperaba condicionarte tan negativamente, a pesar que resalto las virtudes del poemario que saben sostenerse más allá de unas falencias. Te invito a leerlo para que puedas encontrar una lectura propia (yo podría prestarte el libro, si deseas)Saludos.

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