Por Pedro Espinoza
Entre los libros que adquirí en la última Feria Internacional del Libro de Lima (FIL). Uno de mis preferidos fue Diarios de naufragio (LOM Ediciones, 2010) del poeta Antonio Cisneros, debo confesar que fue un obsequio que recibí del stand de la Embajada de Chile después del recital donde estuvieron poetas chilenos (Raúl Zurita y Omar Lara) y peruanos (Antonio Cisneros y Arturo Corcuera). Muy agradable por cierto.
La
singular edición se trataba de una antología que podría llamarse “de bolsillo”,
puesto que el libro es pequeño y cómodo para llevarlo de un lugar a otro,
aunque, personalmente, preferiría llamarlo “libro portátil”; no obstante, tras
la emocionada recepción, debido a mi interés por la poesía de Antonio Cisneros,
me encontré con una edición realmente decepcionante. Así, antes de mencionarla,
me gustaría apuntar algunas observaciones sobre la importancia del cuidado de
la edición y sus lectores.
En
la actualidad, se pueden apreciar en las librerías ejemplares con un cuidado
sorprendente: ediciones de tapa dura, blanda o gruesa; con marco, sin marco o con
marco dorado; dibujos (que en ciertas ocasiones tiene alguna relación con la
obra del autor promocionado); etc. Todos estos aspectos, pues, tienen un
objetivo fundamental: atraer al lector mediante los detalles visuales. Es por ello
que la edición debe ser producto de un trabajo minucioso y responsable ya que será
a través de ésta que el lector emitirá un primer juicio sobre el profesionalismo
y la experiencia de aquellas personas que están detrás de la obra literaria (aunque
sean aspectos, en una primera instancia, extraliterarios). Hay que considerar,
además, que últimamente las empresas editoras utilizan estas formas
irresponsables de edición de libros con la intención de hacer más fácil la
adquisición de los mismos, sin embargo, debemos considerar algunos aspectos
imprescindibles, ya que considero que se debe tener un mínimo de respeto hacia
los lectores, el autor y, principalmente, hacia la obra misma.
Justamente
estos aspectos indispensables del libro son los que han sido olvidados en Diario de naufragio. Considero, en un
primer punto, la carátula de la edición, donde se aprecia la foto del escritor
Antonio Cisneros. A partir de ésta, podemos considerar la poca imaginación de
los editores y sus ayudantes en tratar de buscar una imagen adecuada que, de
alguna manera u otra, tenga una conexión con la obra del autor, puesto que solo
se limitan a colocar la imagen de éste. Algunos me podrían catalogar de
exagerado, pero en diversas ocasiones los libros los compramos no solo por el
contenido de la obra que tenemos en mano, sino, también, por el cuidado de la
edición. Son aspectos suntuarios que cualquier ser humano podría demandar. ¿Acaso
no se ha dado la situación que al comentar un libro un libro, mencionemos
también la edición o editorial especifica? Por tal motivo, la carátula del
libro no da ningún indicio de despertar la curiosidad necesaria como para darle
siquiera “una ojeada”.
En segundo lugar, sobre la presentación de los poemas y poemarios antalogados, el trabajo de clasificación y fijado es bastante bueno. Vemos, pues, que la selección, es correcta, no obstante, no podemos decir lo mismo sobre su presentación física. Decimos esto por la sencilla razón de que un poema debería estar presentado en una cara de la página y no dos o tres poemas, tal y como se da en el caso de Diarios de naugrafio, del poemario “Comentarios reales” de 1964:
Paracas
Desde
temprano
Crece
el agua entra la roja espada
De
unas conchas
[…]
Que
bajo estas arenas
Sembraron
en mañana a nuestros padres
Pachacámac
Todavía
la tierra entra mis dedos
Y
esta dura paja, me entristecen.
[…]
(Pg.
39)
Podemos
apreciar dos poemas contenidos en una sola cara del poemario cuando la presentación
adecuada debió haberse realizado con Paracas
en una hoja y Pachacámac, en otra.
Con
esto, deseo expresar que la elaboración de la presentación los poemas y el
libro en general es paupérrima y deja mucho que desear. Considero que es una
falta de organización y dedicación ya que estos detalles no se aprecian en
otras ediciones, como la realizada al mismo autor en el año 1996 por Editora
Perú, Antonio Cisneros. Poesía Reunida
(1962 – 1992), por ejemplo.
Asimismo, a cada poema le corresponde una página y no más, ya que así estarían mostrando
una mayor dedicación y respeto a la obra en sí. Otro ejemplo, digno de mencionarse,
es el del poemario de Oswaldo Reynoso, Luzbel
(Editorial San Marcos y Estruendomudo, 2010).
Otro
punto a tomar en cuenta es la presentación de algunos versos que considero otra
falta estética en la misma. Comenzaremos por el verso del poema Heimat Film del poemario “Monólogo de la
Casta Susana y otros poemas” (1986):
Una
vez aclarado que aquí están prohibidos los obreros
[y
los oficinistas,
La
trama (o argumento) es casi lo de menos.
Por
ejemplo, una joven princesa (igual que Romy
[Schneider
en las
Historias
de Sissi) se enamora de un pobre (aunque
[valiente
capitán
de
cocaleros.
(Pg.
167)
Aquí
los corchetes impiden una lectura lineal y armoniosa, además, del desorden que
se puede apreciar en los versos. Esto es una muestra de las ganas de entregar
una obra sin la más remota dedicación a la misma o la falta de profesionalismo,
faltándole, así, el respeto al
autor, a la obra y a sus lectores. Estos últimos, como su principal
destinatario. Se debe, pues, evitar los corchetes en la poesía, se deben
presentar los versos tal y como han sido fijados ya que sin esto no se puede
dar una lectura fluida y una correcta apreciación de la misma debido a
su desorden formal. Así mismo, debo recalcar que estos errores se suman al
segundo punto tratado líneas arriba.
He
querido enfocarme en las elaboraciones de libro para un público lector que
adquiere un ejemplar presentable y sustancioso. Dos nociones que deben ir de la
mano en las editoriales para un adecuado trabajo. Sé que debería explayarme
sobre la obra de Antonio Cisneros, ya que con el ejemplar mencionado dan a
conocer el merecido reconocimiento al Premio Iberoamericano de Poesía “Pablo
Neruda” 2010; sin embargo, dejaré aquella tarea para otro momento.
Para
finalizar, solo debo agregar dos aspectos: el primero, se debe dar mayor
importancia a los aspectos editoriales en cuanto son vitales para atraer a un público
lector que, hoy por hoy, está inmerso en lecturas superficiales, interesado en
las ediciones que desea adquirir; segundo, la elaboración de las ediciones
deben ser respetuosas con la obra, autor y el lector, que vendría ser el mayor
beneficiado. Todo esto está enmarcado por el gusto de adquirir ediciones
respetables y presentar adecuadamente a la literatura de calidad.
Ahora la calidad de edición es más importante ya que los libros digitales ( al menos en EEUU) estan que venden más que los libros físicos. Dicen que es muy probable que un libro convencional se va a volver un objetk de colección, una obra de arte en sí, muy aparte de la calidad de su contenido.
ResponderEliminarDebo confesar que desconocía aquel dato y debo añadir algo que me viene a la mente. La editoriales para frenar la ola de libros digitales deberían preocuparse por el cuidado de la edición, ya que así atraen a un publico que busca un edición ejemplar y gustosa. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarCon respecto al comentario de los libros digitales, si bien es cierto lo escrito, que un libro convencional se convertirá en una reliquia histórica en un futuro (me imagine el libro Fahrenheit 451 de Bradbury, aunque no venga el caso).
ResponderEliminarCreo que la mejor delicia es un libro físico, más que uno digital, a pesar que los digitales nos sacan de apuros.
PD: Muy bueno tu blog. SUERTE!