UNFV, Lima, Perú

PUERTO DE ULTRAMAR:

Emily Abregú Pascual, Edwin Angulo Quiroz, Pedro Espinoza Huaroto, Carla Gonzales Flores, David Pérez Garland, Yuri Sakata Gonzales, Juan Valle Quispe.

viernes, 4 de noviembre de 2011

"Las buenas ediciones y la literatura de calidad"

Por Pedro Espinoza


Entre los libros que adquirí en la última Feria Internacional del Libro de Lima (FIL). Uno de mis preferidos fue Diarios de naufragio (LOM Ediciones, 2010) del poeta Antonio Cisneros, debo confesar que fue un obsequio que recibí del stand de la Embajada de Chile después del recital donde estuvieron poetas chilenos (Raúl Zurita y Omar Lara) y peruanos (Antonio Cisneros y Arturo Corcuera). Muy agradable por cierto.

La singular edición se trataba de una antología que podría llamarse “de bolsillo”, puesto que el libro es pequeño y cómodo para llevarlo de un lugar a otro, aunque, personalmente, preferiría llamarlo “libro portátil”; no obstante, tras la emocionada recepción, debido a mi interés por la poesía de Antonio Cisneros, me encontré con una edición realmente decepcionante. Así, antes de mencionarla, me gustaría apuntar algunas observaciones sobre la importancia del cuidado de la edición y sus lectores.

En la actualidad, se pueden apreciar en las librerías ejemplares con un cuidado sorprendente: ediciones de tapa dura, blanda o gruesa; con marco, sin marco o con marco dorado; dibujos (que en ciertas ocasiones tiene alguna relación con la obra del autor promocionado); etc. Todos estos aspectos, pues, tienen un objetivo fundamental: atraer al lector mediante los detalles visuales. Es por ello que la edición debe ser producto de un trabajo minucioso y responsable ya que será a través de ésta que el lector emitirá un primer juicio sobre el profesionalismo y la experiencia de aquellas personas que están detrás de la obra literaria (aunque sean aspectos, en una primera instancia, extraliterarios). Hay que considerar, además, que últimamente las empresas editoras utilizan estas formas irresponsables de edición de libros con la intención de hacer más fácil la adquisición de los mismos, sin embargo, debemos considerar algunos aspectos imprescindibles, ya que considero que se debe tener un mínimo de respeto hacia los lectores, el autor y, principalmente, hacia la obra misma.

Justamente estos aspectos indispensables del libro son los que han sido olvidados en Diario de naufragio. Considero, en un primer punto, la carátula de la edición, donde se aprecia la foto del escritor Antonio Cisneros. A partir de ésta, podemos considerar la poca imaginación de los editores y sus ayudantes en tratar de buscar una imagen adecuada que, de alguna manera u otra, tenga una conexión con la obra del autor, puesto que solo se limitan a colocar la imagen de éste. Algunos me podrían catalogar de exagerado, pero en diversas ocasiones los libros los compramos no solo por el contenido de la obra que tenemos en mano, sino, también, por el cuidado de la edición. Son aspectos suntuarios que cualquier ser humano podría demandar. ¿Acaso no se ha dado la situación que al comentar un libro un libro, mencionemos también la edición o editorial especifica? Por tal motivo, la carátula del libro no da ningún indicio de despertar la curiosidad necesaria como para darle siquiera “una ojeada”.


En segundo lugar, sobre la presentación de los poemas y poemarios antalogados, el trabajo de clasificación y fijado es bastante bueno. Vemos, pues, que la selección, es correcta, no obstante, no podemos decir lo mismo sobre su presentación física. Decimos esto por la sencilla razón de que un poema debería estar presentado en una cara de la página y no dos o tres poemas, tal y como se da en el caso de Diarios de naugrafio, del poemario “Comentarios reales” de 1964:

Paracas
Desde temprano
Crece el agua entra la roja espada
De unas conchas
[…]

Que bajo estas arenas
Sembraron en mañana a nuestros padres
Pachacámac
Todavía la tierra entra mis dedos
Y esta dura paja, me entristecen.
[…]
(Pg. 39)

Podemos apreciar dos poemas contenidos en una sola cara del poemario cuando la presentación adecuada debió haberse realizado con Paracas en una hoja y Pachacámac, en otra.

Con esto, deseo expresar que la elaboración de la presentación los poemas y el libro en general es paupérrima y deja mucho que desear. Considero que es una falta de organización y dedicación ya que estos detalles no se aprecian en otras ediciones, como la realizada al mismo autor en el año 1996 por Editora Perú, Antonio Cisneros. Poesía Reunida (1962 – 1992), por ejemplo. Asimismo, a cada poema le corresponde una página y no más, ya que así estarían mostrando una mayor dedicación y respeto a la obra en sí. Otro ejemplo, digno de mencionarse, es el del poemario de Oswaldo Reynoso, Luzbel (Editorial San Marcos y Estruendomudo, 2010).

Otro punto a tomar en cuenta es la presentación de algunos versos que considero otra falta estética en la misma. Comenzaremos por el verso del poema Heimat Film del poemario “Monólogo de la Casta Susana y otros poemas” (1986):

Una vez aclarado que aquí están prohibidos los obreros
[y los oficinistas,
La trama (o argumento) es casi lo de menos.
Por ejemplo, una joven princesa (igual que Romy
[Schneider en las
Historias de Sissi) se enamora de un pobre (aunque
[valiente capitán
de cocaleros.
(Pg. 167)

Aquí los corchetes impiden una lectura lineal y armoniosa, además, del desorden que se puede apreciar en los versos. Esto es una muestra de las ganas de entregar una obra sin la más remota dedicación a la misma o la falta de profesionalismo, faltándole, así, el respeto al autor, a la obra y a sus lectores. Estos últimos, como su principal destinatario. Se debe, pues, evitar los corchetes en la poesía, se deben presentar los versos tal y como han sido fijados ya que sin esto no se puede dar una lectura fluida y una correcta apreciación de la misma debido  a su desorden formal. Así mismo, debo recalcar que estos errores se suman al segundo punto tratado líneas arriba.

He querido enfocarme en las elaboraciones de libro para un público lector que adquiere un ejemplar presentable y sustancioso. Dos nociones que deben ir de la mano en las editoriales para un adecuado trabajo. Sé que debería explayarme sobre la obra de Antonio Cisneros, ya que con el ejemplar mencionado dan a conocer el merecido reconocimiento al Premio Iberoamericano de Poesía “Pablo Neruda” 2010; sin embargo, dejaré aquella tarea para otro momento.

Para finalizar, solo debo agregar dos aspectos: el primero, se debe dar mayor importancia a los aspectos editoriales en cuanto son vitales para atraer a un público lector que, hoy por hoy, está inmerso en lecturas superficiales, interesado en las ediciones que desea adquirir; segundo, la elaboración de las ediciones deben ser respetuosas con la obra, autor y el lector, que vendría ser el mayor beneficiado. Todo esto está enmarcado por el gusto de adquirir ediciones respetables y presentar adecuadamente a la literatura de calidad.







jueves, 3 de noviembre de 2011

"Von" de Laura Rosales (Lima: Lustra editores, 2011)

Por Juan Valle


Con la aparición de Von, Laura Rosales viene a integrar una buena lista de poetas jóvenes (Wilver Moreno, Karina Valcárcel, Diego Lazarte, John Martínez, Mario Morquencho, etc.) que tras frecuentes presentaciones itinerantes llegaron a hacerse, unos en mayor medida que otros, de la empatía y seguimiento de un público más allá de los pequeños circuitos hasta llegar irremediablemente, debido a su trabajo constante y su perfil bajo, a captar la mirada de la crítica. Lo que a continuación presentaremos, será también una revisión de lo que creemos son  algunas de las ideas planteadas por la autora.

Yendo propiamente al poemario, se vislumbran en sus páginas la apuesta por una postura irreconciliable con la realidad, con ello, el hablante lírico va formando poco a poco un entramado de figuras e imágenes a lo largo de los poemas.

La estructura dividida en tres partes: “Estancias del ensueño”, “Jardín interior”  y” Patio de espejos”, nos muestra, en la sucesión de los poemas, una constante a cerca de la definición de sus posturas. En la primera parte,  los poemas tratan de ser manejados cada uno con un hilo conductor y sin tratar de perderse, pero a su vez contienen figuras sencillas  que no exigen difíciles vinculaciones referenciales, en “Contemplando una fotografía de F.A”: “Veo tu corazón componer música”; en “Chopin”: “montaña criptada por la niebla”; en “Ultramar”: “celebra junto al mar/ la libertad de las gaviotas” e  incluso poemas que revelan rápidamente su contenido como es el caso de  “Celdas: “y solo el deseo de la soledad/ de lamer el espíritu de los espejos […] todos nuestros yo atrapados/ en estas estructuras”. Los puntos a favor en este primer apartado son las entradas que brinda a través de los poemas-homenajes “Pizarnik”, “Chopin” y “Hokusai”, en ellos, no hay  sólo la evocación sino la intención de amoldarse a la perspectiva que se tiene de estos personajes enPizarnik”:  “porque vienes a mí/ por la senda equivocada/ de castillos destruidos/ muñecas degolladas/ y libélulas sordas; en “Chopin”: “!Luz de estruendo misterioso/ abre paso a lo negro!”; en “Hokusai”: “tintero triste/ ahogado/ en hermosura”; con estos poemas (solo una muestra) logra afianzar y dar por sentado la naturaleza de los poemas que seguirán ya que, como afirmamos en un primer momento, ésta  se alimenta en la necesidad de adherirse a planos que escapan a la realidad y lo racional para irse a una predominancia de los sentimientos, la introspección y el ensimismamiento. 

En “Jardín interior”, la segunda parte,  los poemas tienen por título el primer verso; en ellos, se logra revelar de mejor forma una actitud que podría ir más allá de las posturas que aparecen de forma inicial (que bien podría ser, por ejemplo, de género: “Beber de mi propia leche”)  para dar la sentencia de una actitud poética (“ser todo/lo que inventa/ mi mano”). Además, se nota un buen mantenimiento de las metáforas (“De niña me enamoré/ de un pájaro muerto”) a la vez que, a pesar de ser sencilla, muestra una mayor solidez a nivel estructural además de un inicio y final contundente. Hay una preferencia, en buena parte, por lo escueto, los versos, por ser cortos, son mejor trabajados, siendo esta brevedad en la que el yo lírico parece fluir con mayor naturalidad. A pesar de esto,  se presentan también algunos errores como  el de la ampliación empalagosa de los símiles que no termina de convencer (“como el espanto de los niños/ que no azulan sus caparazones,/ que no elevan sus brazos/ para tocar libélulas cantoras/ sobre el ventanal del mundo,/ sobre las sombras de  los hombres y los hombres”). Cabe resaltar, también, que como estructura hay una mayor apuesta por la forma, a través de la cual, a pesar de su variado registro, se observa una mayor preocupación por la construcción de ésta (basta  el ejemplo de la presencia de un poema en prosa). Así, mal que bien, este segmento del poemario exhibe una mejor y más elaborada construcción si lo comparamos con el resto del poemario.

El tercer y último apartado sería, entonces, una prolongación más afinada del segundo, aunque no por eso mejor lograda. En esta parte continuaría el interés por lo obnubilado, lo retraído, lo ensimismado que guía finalmente al hablante lírico (en el poema I: “Ella escala la aurora al descubierto/ Ella conoce los sonidos de las sombras […] (preferiría no tener ojos)”). Reafirmándose, así, lo evidenciado en poemas anteriores donde aparece un hablante lírico que prescinde de aspectos que puedan o deseen someterlo a la realidad, a lo corpóreo y a todo aquello que pueda traerle la idea de esto, siendo, así, rechazado y, más aún, tratado con escepticismo, tal y como es evidenciado en los poemas “XII”: “Al primer grito/comenzó mi silencio.”; en el poema “XIII”: “Tejo los agujeros de mi pecho/donde busco goce en la memoria.”; el poema  V: “Mi cuerpo es solo un cuerpo”; etc.

Finalizando, podríamos decir que el poemario de Laura Rosales plantea de por sí una mirada mucho más personal y definida gracias a las lecturas que se hacen evidentes en los primeros poemas. Su línea, despejada poco a poco a lo largo del poemario se enmarca en la definición de una actitud poética que apuesta por la interioridad y los espacios de la memoria sin valerse de figuras exacerbadas ni rimbombantes sino con un lenguaje sencillo y, por ello, más simpático y hasta enternecedor, lo que garantiza la expectativa de futuras publicaciones.






martes, 25 de octubre de 2011

Las "Playas" de Carlos Calderón Fajardo

Por Edwin Angulo


Con "Playas" (Borrador: 2010), Carlos Calderón Fajardo rompe el mito de que a mayor cantidad, menor calidad. Siendo el cuarto, de los últimos cinco libros que ha publicado en los últimos tres años, CCF se consolida como un narrador que además de una gran capacidad estética es capaz de abordar con la misma maestría historias que pueden ir desde lo fantástico hasta lo más cotidiano.

Desde el plano formal, Playas, se encuentra conformado por 33 cuentos divididos en dos títulos menores, el primero, “Del mar cercano”, agrupa los primeros 15 y, el segundo, “La playa de la familia de Mussolini”, los otros 18.  Sin embargo, a partir del contenido, cada parte podría conformar fácilmente una publicación independiente, esto en cuanto si bien todos los cuentos remiten de cierta forma al mar o alguna playa, cada parte responde a un mecanismo distinto de desarrollo. La primera, se articula básicamente mediante mecanismos de referencia interna al mismo relato. La segunda, mediante mecanismos de referencia externa, intertextual.

“Del mar cercano” nos remite espacialmente a algún escenario de la costa peruana siendo casos excepcionales los de “Besos en la oscuridad” o “La playa del Ángel del ladrillo” en donde el mar, no obstante, obedece a una referencia conceptual. La articulación de los textos, empero, no obedece ni única ni esencialmente  a estas referencias. Los textos, por el contrario, se entrelazan mediante cuatro tópicos básicos: 1) la extrañeza o el extrañamiento del escenario, 2) el mar como una reminiscencia de la naturaleza como portadora de un orden mayor y enigmático, 3) la playa como un espacio capaz de romper con el mundo moderno y 4) la mujer hermosa como una manifestación natural de la naturaleza del mar. Siendo estas cuatro, no necesariamente dependientes ni excluyentes.

En “Una rusa en Punta Hermosa”, por ejemplo, se puede observar cómo lo fantástico se inserta a partir de un escenario anómalo, una playa invernal en verano. Si una playa en verano remite a la felicidad y una playa en invierno a la tristeza ¿A qué remite una playa con un clima intempestivamente anómalo? En el relato, será el escenario perfecto para un evento extraordinario, en este caso, el envejecimiento acelerado de Camacho Gamero. Este mismo relato, además, evidenciará, mediante la figura de la joven novia de Camacho Gamero, Sonia, cierta relación entre la fatalidad que encierra dentro sí, para el hombre, la mujer bella y el mar, en este caso, una mujer sin pasado, complaciente, bella, pero al mismo tiempo, (auto) destructiva:

A Sonia la adoro porque no me reclama nada. Jamás me insulta ni me grita. Ni me pide explicaciones especialmente de cómo manejo mi dinero. Evita referirse a cosas ocurridas en el pasado. Es un ser libre de recuerdos y no desea nada. No conoce el ansia, la envidia ni los celos. Su única verdad es que está ahí en mi casa, borracha.

En “Punta Negra”, la trama central será la confrontación entre la imagen del narrador y su esposa, Hortensia, quienes, a pesar de compartir una vida tranquila en su casa de playa, tendrán concepciones, estilos y ritmos de vida totalmente distintos:

Si bien soy un hombre tranquilo, Hortensia, en cambio, no se me parecía en nada. Fue campeona de atletismo en el colegio. No paraba de moverse un solo instante; limpiando, pasándole el plumero a los muebles que en la playa se llenan constantemente de polvo, igual que los pisos que se cubren de arenilla, porque la casa está en medio del desierto, y a los suelos y paredes los corroe la brisa, la sal.

Él, un tardío sujeto romántico, ella, un típico sujeto moderno. A partir de esta oposición se construye un dualismo armónico, en el que la playa tratará de filtrarse para consumirlos dentro de sí misma, como la arena que corroe la casa y contra la que Hortensia librará una constante y silenciosa batalla. No obstante, esta armonía será destruida a partir de su muerte en el mar, muerte terrible en la que además desaparecerá su cuerpo. Este hecho tiene un trasfondo enorme si partimos de que una muerte que no pasa por el ritual del funeral y el entierro es arrastrada de forma constante por aquellos que le fueron cercanos en cuanto no podrán asimilar la desaparición de la persona manteniéndola en un espacio indeterminado que Zizek denomina entre dos muertes, que no es sino la reminiscencia constante de la persona desaparecida dentro de la realidad de los otros, una presencia atormentadora en cuanto no ha sido librada de la cadena causal del mundo de los vivos.  Siendo, en el relato, el mar o la playa, la fuerza misteriosa que determinará la desaparición del cuerpo y el responsable de la instauración de un espacio extraño e incierto.

En Playa ballena nos encontramos con la historia de dos escritores, uno, de culto, casi desconocido; el otro, famoso, “la vedette de una importante editorial catalana”. Dos historias que aunque tienen un origen común (chilenos discípulos de José Donoso que viven en París) se desarrollarán de forma paralela, hasta el momento en que, muchos años después, el autor de culto restablezca la comunicación con el famoso con la intención de obsequiarle su última publicación. Ambos se mostrarán entusiasmados con un posible reencuentro y con la idea de retomar su amistad, no obstante, tras la llegada del escritor famoso a Chile, que es donde reside el escritor de culto, el encuentro no se producirá nunca, pues el escritor de culto se tornará inubicable ya que tan solo enviará al otro un e-mail indicándole que no se encontraba en Santiago sino en una playa de Tumbes en Perú llamada Playa Ballena. Playa Ballena emergerá entonces como la proyección de un espacio atormentador, en una primera instancia, para el escritor de culto, razón por la cual decidirá viajar a ella y comprobar la presencia de su amigo.

Es a partir de este momento que el relato comenzará a cobrar una dimensión inesperada. Playa Ballena se encontrará más allá de las preocupaciones del mundo moderno, aparecerá, más bien, como un espacio que lo trasciende en cuanto será un espacio de conciliación. El autor encontrará su respuesta:

Entonces Jamilia cogió su mochila y sacó un libro. Ante los ojos estupefactos del autor de culto en Chile, ella le mostró uno de los libros del escritor chileno consagrado en Europa. Estaba en Playa Ballena, como le dijo por el correo electrónico, pero en forma de un libro suyo. Un libro de cuentos; en uno de ellos el escritor célebre mencionaba Playa Ballena.

Y la realidad y la ficción parecerán romper sus límites conciliándose en ese pequeño espacio: “La playa donde se dirigía era el lugar donde el mar había varado el cadáver de Moby Dick”. No obstante, detrás de todo este discurso conciliador, emergerá una reflexión mayor, particular y única dentro del resto del corpus de cuentos, la reflexión acerca de la creación literaria. ¿Qué es la creación para un creador y cuál es su relación con la vida? Detrás de las contingencias del encuentro, desencuentro y reencuentro de ambos escritores, el relato cobrará una especial significación a partir de los cuestionamientos del autor de culto hacia la literatura misma pues esta “no hacía mejores seres humanos a las personas”.

La relación entre la literatura y la vida se encontrará en la belleza de la ejecución de la vida, la literatura encerrada en sí misma, ya sea para una lectura masiva o de culto, no tendrá sentido alejada de la práctica misma de vivir. Esto será lo que descubrirá el autor de culto tras comprender el posible mensaje cifrado de su amigo, quien no tendrá vida más allá de su creación, de allí que sea su libro y no él quién estará en la playa. El autor de culto encontrará en Playa Ballena, alejado del mundo moderno, la relación entre la ficción y la realidad.

La segunda parte, “La playa de la familia de Mussolini”, como se mencionó anteriormente, responde a un mecanismo de lectura toralmente distinto al de la primera. En ésta, los relatos tendrán su origen o, mejor dicho, su fundamento, en su relación con algún otro texto o un narrador. No obstante, esta relación de intertextualidad, generalmente, no deviene en una relación de dependencia absoluta, es decir, que no siempre resulta necesario conocer el texto aludido para poder disfrutar o comprender el relato.

A partir de la forma en como se desarrollan los relatos se pueden clasificar en dos tipos, por un lado aquellos que de forma directa desarrollan la intertextualidad y por otro, aquellos que, a manera de “nota de autor”, ambientan o problematizan el relato antes de desarrollarlo, aunque, obviamente, esta nota integra en sí misma el desarrollo del cuento.

Así, en “La playa de Lee Smith nos encontramos con un texto de desarrollo directo en el que, no obstante, nos encontramos con la representación de un evento inicialmente cotidiano de la vida de la narradora Lee Smith, de la cual, incluso, nos enteramos a partir de un pie de página en el titulo, que cobra inesperadamente una dimensión fantástica a partir de las palabras que dirá Lee a su hija cuando esta le pregunte la razón de su desmayo tras ver un arcoíris: “Fui a su encuentro, por supuesto”.

En “La playa de los hijos de Mussolini”, en cambio, el relato tiene como preámbulo una amplia, en función de la extensión del cuento, problematización del desarrollo de la historia a contarse: ¿Por qué Truman Capote en su texto “Ischia” desarrolla una historia o ensayo (el género del relato es parte de la problematización) en función de la mucama, Gioconda, y no a la experiencia que pasa con la familia del “Duce”? Cuestión que será respondida a partir del relato; mecanismo que será constante en los textos con preámbulo del narrador.

Finalmente, en “La playa de los Emos”, nos encontramos con un texto de desarrollo directo en el que se nos muestra como un evento cotidiano puede ir transformándose en uno extraordinario en base a la progresiva confluencia de personajes que irán generando una cierta sensación de extrañamiento del escenario, mecanismo propio de la primera parte, que, no obstante, terminará justificando su inclusión en la segunda a partir de la aparición en escena, esta vez como un cadáver, del narrador de literatura fantástica, J. G. Ballard ¿Tendrá la estructura del texto alguna relación con algún relato o el estilo del autor fallecido?

Con Playas, pues, nos encontramos con la obra de un narrador consolidado y que, hace rato, integra ya la lista de narradores peruanos más importantes de las últimas décadas. Así, el desarrollo del mismo, nos ofrece un exquisito recorrido por las diferentes tendencias literarias que es capaz de abordar CCF, del que esperamos nos sigan llegando muchas más “Playas”.






*Recomiendo particularmente la siguiente reseña, también de "Playas":


martes, 13 de septiembre de 2011

Primer recital poético narrativo Interuniversitario "Ínsulas Extrañas"

Participan: 
- Grupo Afasia (UARM)
- Txt (PUCP)
- Textura (UNMSM)
- Puerto de Ultramar (UNFV)

Fechas:  
- 15 y 16 de setiembre.

Hora: 
- 3:30 a 6:00pm.

Lugar:
- Auditorio de la Casa de la Literatura Peruana (CASLIT)
  Antigua estación de Desamparados. Jr. Ancash 207, Centro histórico de Lima.

Comentan:
- Carlos Calderón Fajardo y Domingo de Ramos (15 de set.)
- Cronwell Jara Jiménez (16 de set.)

Organiza: 
- Grupo de difusión, crítica y desarrollo cultural Puerto de Ultramar.

Están todos cordialmente invitados. Durante los días del recital podrán adquirir también la plaqueta correspondiente a las memorias del recital.

Atte. Puerto de Ultramar



jueves, 25 de agosto de 2011

CONVOCATORIA PARA REVISTA “PUERTOS DE ULTRAMAR”

El “Grupo de difusión, crítica y desarrollo cultural Puerto de Ultramar” invita a todos los interesados a enviarnos sus trabajos para la publicación del primer número de la revista “Puertos de Ultramar”, los trabajos deberán ser inéditos, la temática es abierta y pueden ser trabajos de crítica literaria o cultural (artículo o ensayo), poesía, cuento, teatro y/o reseñas.

Todos los trabajos deberán ser enviados adjuntos al correo grupopuertodeultramar@gmail.com, en formato Word (Arial 12 en espacio y medio), sistema de citado MLA, indicando nombre y apellidos y, de ser el caso, seudónimo, con el rotulado de “Convocatoria” hasta el día domingo 3 de setiembre hasta las 23:59. Los artículos y ensayos no deberán exceder las siete páginas, los cuentos y poemas, las cinco, y las reseñas, las dos.

Para más información pueden contactarnos a la misma dirección de correo o en www.facebook.com/grupopuertodeultramar

Muchas gracias

Atte. El Comité Editorial

lunes, 22 de agosto de 2011

Escapar para volver a ser: Junichiro Tanizaki y el escapismo literario

Por Carla Gonzales


El viernes 12 de agosto, en el taller número tres del JALLA-E, el Sr. Iván Pinto, especialista en literaturas orientales, desarrolló una breve, pero interesante, charla sobre el autor Junichiro Tanizaki (1883 - 1965), evidenciando, además de muchos puntos importantes del autor y la problemática sobre la difusión de la literatura oriental, algunos puntos críticos que deberían ser reflexionados con más detenimiento, razón por la cual, comparto la siguiente crónica crítica del evento.
En la conferencia, titulada “Un escritor nipón heterodoxo del siglo XX: Junichiro Tanizaki y el escapismo literario”, se tomó como base la genealogía de las obras de dicho escritor y la influencia que aquellas generaron en su vida: con la restauración Meiji Japón comenzaba a experimentar un periodo de auge en el crecimiento que conllevó a ser la segunda mayor potencia mundial a inicios del siglo XX.
Es en este contexto de deseo expansivo y de la posterior conquista de Manchuria que nace Junichiro, de madre descendiente de grandes comerciantes y de padre heredero de los mismos. No obstante, será la quiebra del negocio familiar por el padre y su consiguiente traslado de Tokio (antigua Edo) a una provincia más rural, lo que generará en él un rol que conllevará a la negación del poder del padre y a la nostalgia de la madre como centro de poder; obsesión que lo llevará, pasados los años, a plasmar dichas imágenes en sus diversos cuentos y novelas.
Ahora bien, con respecto a su labor como escritor, desarrolla aún joven una serie de cuentos como Tatuaje (1910), donde comienza a ganar reconocimientos como una gran promesa; La Jirafa (1910), Los Chicos (1911), cuento donde narra la experiencia de los chicos de barrios pobres; El Secreto (1911), donde se ven matices de su obsesión con la madre y la mujer como figura predominante en su vida; El pie de Fumiko (1919), donde se observa su adoración por la delgadez, delicadeza y blancura de los pies de una mujer, así como el erotismo que le despiertan, y como ello recae en la dominación posterior del protagonista; promoviendo en esta etapa a personajes que luego maduraran conforme a su carácter, pasando todos los hombres en su obra por una obsesión neurótica que los lleva a la miseria. Su primera novela, Un Amor Insensato (1925) lo llevará a presentar temas en los que ahondará más acerca de la mujer, el amor y el sufrimiento que se conlleva a partir de la intromisión de ambos, mostrando a un protagonista que se siente atraído por una japonesa que parece extranjera debido a sus modales groseros y su poco respeto por lo tradicional: ella conseguirá amantes mientras él se mantiene al margen, aceptándola como es e incluso pidiéndole ser su esposo; el verá en los amantes, sujetos que le evocarán a la figura emblemática de los europeos, a los cuales rechazará y envidiará a la vez. Finalmente, el relato, no mostrará un final feliz, sino, la sugerencia de varios finales (forma característica de la cultura japonesa).
Luego, durante el gobierno del emperador Showa Tenno (Hirohito), preso de la desesperación y de la impotencia de sentirse inútil para la nación, inicia una nueva etapa en su labor como narrador, comenzando a publicar novelas históricas como Historia Secreta del Señor de Musashi (1932), Retrato de Shinkin (1933), La madre del capitán Shigemoto (1949) donde se cuentan historias de samuráis, shogunes, entre otros, detallando por momentos lo referido a la sensualidad de épocas anteriores y la delicadeza ya perdida que, aunque no ahogada, dará permiso a lo erótico en la literatura japonesa como novedad, confiándose en el prestigio de El Cuento de Genji, de Murasaki Shikibu, escrito años antes, donde también se aprecia el erotismo y el amor cortesano. Recordemos también, a propósito del Genji, la obra Nieve Ligera (1937-1948) de Junichiro Tanizaki, la cual presenta la mayor expansión en todo el legajo de la literatura japonesa.
Luego, tras trabajar el problema del hijo y la madre, tema edipico, recurrió a tomar dos puntos claros: el trasfondo de deseo hacia la mujer y su fortuito desenlace, dado que el ser humano ha sido capaz de todo menos el alcance de una felicidad eterna y, por otro lado, fomentar la mezcla de occidente con Japón, para lo cual no solo se va a situar en lo tradicional (Nara, Kyoto, etc). Así, el taller terminó con el análisis del extracto de unas de las obras de Tanizaki, La madre del capitán Shigemoto, en base a la representación de la figura sensual de la mujer, dando paso, luego, a las preguntas referentes al autor y sus obras.
Este taller merece el reconocimiento de los asistentes hacia el ponente, empero hubieron lugares vacios que no supo llenar, siendo uno de ellos el recurso de las diapositivas para mostrar únicamente una que otra foto del autor y las portadas de sus libros en lengua castellana y nada de identificación estilística evaluada desde el contexto de las obra en los años de publicación; otro aspecto es el afán de cuestionar las traducciones argentinas por ser re-re-traducciones y las españolas por dimitir en el lenguaje hosco que conlleva a quitar la belleza en el arte del creador nipón, pero sobretodo dejar la duda de ¿Por qué es tan difícil conseguir, no solo de este autor, sino también de otros japoneses sus obras canónicas en nuestros países? cayendo en la re-traducción del japonés al ingles y luego al español, perdiéndose kanjis o ideogramas y desarrollando una lectura allanada, dadas las diferencias entre una y otra cultura, pues, no hubo mayor respuesta más que estudiar el idioma original, que es recomendable, pero, visto como un sobre-esfuerzo por algunos lectores al tener que aprender los más de tres mil kanjis usados en el idioma, queda, esta respuesta, algo devaluada.
Entonces, ¿qué hacer con esta industria? Lamentablemente solo esperar, pero, ¿acaso no hay editoriales que recurren a la traducción de primera fuente? La justificación no está en dejarla de lado, sino en mejorar en la traducción, y en no escatimar en las opciones contextuales de cada autor, puesto que si bien la exposición fue generosa, escatimó detalles como los de que este autor fue contemporáneo de Yukio Mishima, otro grande en la narrativa; Ryonusuke Akutagawa, visión del terror psicológico y degeneración humana, entre otros, los cuales pertenecieron a una generación de depresión que conllevó a suicidios y persecuciones, paranoias e inestabilidades emocionales, las cuales se entienden tras la segunda guerra mundial -con las bombas a Hiroshima y Nagasaki- y se plasman en el imaginario colectivo de ese entonces (por eso su gran difusión y celebridad).
Escapemos de las imágenes degenerativas y limítrofes, lleguemos a superarnos a nosotros mismos, así no llamaremos escapismo a la búsqueda, sino encuentro a nuestra realización y apreciación literaria de este autor y Japón, cultura digna y vasta que merece una hojeada.

domingo, 7 de agosto de 2011

Reynoso y sus "Inocentes"

Por Carla Gonzales

El lunes 25 de julio del presente año, a las 7pm, en el auditorio César Vallejo de la FIL de Lima, se realizó el homenaje a un autor por demás reconocido: Oswaldo Reynoso, cuya primera obra, Los Inocentes, constituyó un cambio en la narrativa peruana de los años 60`s. Tomando ese preámbulo, pasemos a desarrollar los eventos ocurridos en dicha ceremonia:
Iniciando el homenaje, Enrique Planas, con mucha emoción, nos contó el porqué del merecido reconocimiento al escritor, basándolo esencialmente en su obra iniciática, donde se puede observar el límite entre un antes y un después en la literatura peruana, esto debido a las herramientas que maneja en el lenguaje –apropiando el habla popular articulada a la poesía-, la irrupción de nuevos personajes en el manejo de una nueva narrativa, los jóvenes y sus vicisitudes, tal como expone dicho ponente, y, entre ambos cambios, el papel de situar el deseo y el cariño en la adolescencia, impuesta a pensar y actuar distinto a lo que le repara su sociedad, como diría José María Arguedas, “el lenguaje de Oswaldo Reynoso es poesía en el ambiente popular”.

Manuel Velásquez, fue otro de los ponentes que participo en el mencionado homenaje, baso su participación en la trayectoria de Reynoso e inició su ponencia con un sabor a “caramelos de menta” (haciendo alusión al cuento de Cara de Ángel”) en la boca, dándonos una perspectiva de cómo en el despacho de un amigo, recibió junto con diversos colegas la primera narración de Los Inocentes, acentuando que dicha obra inició una “renovación de la prosa narrativa peruana”.

En cuanto a lo dicho líneas antes, demuestra la diferenciación entre La Casa de Cartón (1918) con La obra Los Inocentes (1961), dado que algunos estudiosos han querido mostrar a la obra de Martí Adán como antecedente a la producción de Reynoso, siendo erróneo dicho postulado por lo siguiente: en cuanto a las diferenciaciones, en La Casa de Cartón se muestra como el yo narrador y el yo autor se confunden con el narrador (Ramón) además de presentar un lenguaje barroco; en Los Inocentes, por el contrario, no hay un personaje principal, sino que existen seis personajes constantes, siendo cada uno el protagonista de su capitulo, además de presentar el inicio de una “literatura de la calle”, por medio de un lenguaje popular y el manejo de los problemas existenciales de la juventud de su tiempo.

En cuanto a las similitudes, ambas obras, y es un punto importante que señala el presentador, son libros intempestivos, con protagonistas juveniles y que presentan la intención de trabajar el lenguaje, claro, cada cual a su estilo reaccionario a su época.

Luego, la directora cultural de la Cámara Peruana del Libro, Doris Moromisato, tomo la palabra para dar a conocer algunas anécdotas sobre su amistad con Oswaldo Reynoso y darle el titulo de “best-seller clandestino” a su tan nombrada obra además de tenerlo como el autor más admirado de la literatura viva de nuestro tiempo. Terminando con los expositores, llegó el turno del presidente de la Cámara Peruana de Libro, el señor Jaime Carbajal, quien aparte de dar palabras de agradecimiento al homenajeado, al público asistente y a los que compartían con él la mesa, pasó a dar mención a la obra de Reynoso como la puesta de protagonismo a los sin-voz en la narrativa hasta ese entonces escrita, apuntando que nuestro autor era el ser en el que “el sueño de vivir de la literatura en el Perú” se había hecho realidad, presentando como muestra del homenaje, la entrega de una placa conmemorativa en relación a su trayectoria.

Ya casi terminando el homenaje, mientras Oswaldo Reynoso agradecía a sus personajes ¡zas! Ellos se le aparecieron, Cara de ángel, Colorete, Carambola, El rosquita, quienes reclamaron al autor el porqué los había abandonado, a lo cual respondió con palabras asertivas que no los había abandonado, que seguían en su corazón y que “algún día encontrarán un corazón a la altura de su inocencia” provocando el clímax de la representación y, junto a ellos y todos los presentes, promoviendo, a sonido del “Maringá” un brindis, ellos con cerveza, el publico con vino, a la salud de un público, una gente, que es “mi país, es el rostro de la gente que yo amo”, terminando así el evento.

Para terminar, un comentario que se me viene a la mente es el siguiente: si bien “Los Inocentes” es la obra cumbre de Oswaldo Reynoso, por lo que hemos podido apreciar en los comentarios de los ponentes en el homenaje, ¿es la única obra que merece consideración?, ¿no significan El Escarabajo y el hombre, Los eunucos Inmortales, o su poemario Luzbel, entre tantas obras, otra raíz de su amplio pasaje narrativo? Bueno, como dije antes, solo un comentario que, si se puede, nos llevará a un razonamiento interesante.

domingo, 31 de julio de 2011

“Medusario, muestra de poesía latinoamericana”

Por Juan Valle

Muchos de los trabajos que versan sobre la labor de reunir parte de la producción de la poesía latinoamericana no tienen muchas veces en mente una visión tan esmerada sobre lo que en verdad quieren mostrar de la mano con sus autores elegidos. Vemos, por efecto de las numerosas antologías, generalidades que en sí no llegan a ser si no materia de acumulaciones o, en todo caso, intentos por fijar de forma permisiva la producción de una época. Entonces aparece la brecha de las llamadas “muestras”, donde encontramos una perspectiva si bien no tan estricta, indudablemente pensada de forma lúcida. Es así que nos encontramos con un libro como Medusario, muestra de poesía latinoamericana (Mansalva, Buenos Aires, 2010), el cual forma parte de un proyecto que viene siendo cultivado y plasmado en libros anteriores[1] por Roberto Echavarren y Néstor Perlongher (fallecido en 1992) en el cual vemos un ejemplo fehaciente sobre lo expuesto líneas atrás, tratando específicamente la poesía neobarroca.

Como bien señala Roberto Echavarren, uno de los encargados de la selección y notas del libro junto a Jacobo Sefamí y José Kozer, en su interesantísimo prólogo, una muestra “… reclama el interés impune de ser reemplazable por la siguiente en una serie. Es exclusiva pero no excluyente (…) El conjunto dialoga entre opciones que se recombinan o apartan”. Pasando al punto central, la muestra nos ofrece además, en sus prólogos, reflexiones respecto al tema de lo barroco y el posterior neobarroco. Si bien el barroco como corriente artística en el Siglo de Oro español (S.XVI) comprendía una enorme complejidad que, en términos de literatura, respecto al lenguaje y características definidas, comprende una carga semántica condensada en la metáfora, dinamismo, vitalidad en las figuras, simbologías, etc. Sabemos que luego pierde su vigencia hasta volver a ser tomado en cuenta a inicios de S.XX (Generación del 27). En relación al neobarroco, se toma importancia al papel del cubano José Lezama Lima el cual trajo a las letras latinoamericanas la aparente retórica del barroco trazándola sobre sus escritos, sin embargo, no llegará a concretarse en opinión de otros escritores. El contacto con el experimentalismo no llega a afianzar la noción del neobarroco, se pierde el establecimiento de una homogeneidad y se da paso a lo que Severo Sarduy diría del neobarroco como “construcción móvil y fangosa, de barro” por lo mismo que los intentos del neobarroco se enfrentarían a una propagación de estilos en varias partes de Latinoamérica sin poder el primero ser cultivado de forma homogénea.

Debido a esto surgiría una poesía que retomaría las riendas de la experimentación pero que, a la vez, optaría por librarse de compromisos de cualquier índole. Esto se vería en poetas que, tras un contexto de experiencias políticas internacionales como la revolución cubana, optaron por alcanzar un estilo que desobedeciera modelos establecidos como los de la poesía militante o la poesía de corte coloquial. No permitieron tomar un sesgo, un parámetro que guiara su quehacer poético. Los poetas reunidos en Medusario, en su mayoría nacidos a partir del 30, que publicaron a su vez desde los años 60’s hacia adelante, entran con facilidad en el intrincado catálogo de la poesía neobarroca ya que combinaron la experimentación sin ser vanguardistas (a excepción de Haroldo de Campos que fue primero cofundador del Concretismo Brasileño), el cultivo del lenguaje y, con esto, la implantación de un estilo que los ha ido caracterizando hasta el día de hoy convirtiéndolos en verdaderos hitos de la poesía hispanoamericana.

Destaca el contraste de cada estilo en los poemas que conforman el texto, es acertadísima la selección de fragmentos amplios como los de Contra Natura de Hinostroza, Piel y mundo de José Carlos Becerra o Incurable de David Huerta. Estas oposiciones forman parte también del propósito del libro además de poder dar a conocer a poetas que raramente llegan a nuestras librerías.

Estamos seguros de que la lectura de esta muestra de poesía no dejará insatisfecho a quien llegue a tener la oportunidad de obtenerla. Sobre todo a la crítica especializada, ya que cabe recordar que ésta es la reedición del libro que fuera publicado por vez primera en 1996.
Los poetas que conforman Medusario son los siguientes: Gerardo Deniz (España), Rodolfo Hinostroza (Perú), José Carlos Becerra(México), David Huerta(México), Mirko Lauer (Perú), Arturo Carrera(Argentina), Marosa Di Giorgio (Uruguay), Raúl Zurita (Chile), Marco Antonio Ettedgui (Venezuela), Tamara Kamenszain (Argentina), Eduardo Milán (Uruguay), Osvaldo Lamborghini (Argentina), Haroldo de Campos (Brasil), José Kozer (Cuba), Roberto Echavarren (Uruguay), Wilson Bueno (Brasil), Néstor Perlongher (Argentina), Coral Bracho (México), Reynaldo Jiménez (Perú), Eduardo Espina (Uruguay), Gonzalo Muñoz (Chile) y Paulo Leminski (Brasil).


[1] Antes de éste libro, lo señala Roberto Echavarren, aparecieron Caribe trasplatino (Iluminarias, Sao Paulo,1991) y Transplatinos (El tucán de Virginia, México, 1990)





Pueden adquirir el libro en el stand 33A de la "Feria internacional del libro de Lima 2011" gracias a Librería Comala, distribuidora exclusiva de "Corredor Sur" (Alianza Estratégica de Editores Andinos) en Perú, que se ha hecho presente en asociación con la editorial Casa Tomada. Háganse acreedores de un descuento especial por ser lectores de "Échale un ojo" indicando haberse informado a través del blog a Armando Alzamora. Más información en:
Puerto de Ultramar

viernes, 29 de julio de 2011

"Saña". La propuesta de Margo Glantz (Feria Internacional del Libro de Lima 2011)

Por Pedro Espinoza

Margo, Glantz. Eterna Cadencia Editorial, Lima 2010

Muy pocas veces encontramos libros innovadores, curiosos y que nos deslumbren con cada una de sus páginas a lo largo de nuestra lectura. El caso de la escritora Margo Glantz (Ciudad de México, 1930) con su libro Saña (2010, Eterna Cadencia Editora) no es ajeno a ello, dicho libro consta de más de 200 relatos breves que tienen un sentido coherente y sencillo, y que permite leerlo de dos maneras distintas: primero, siguiendo el índice respectivo de los relatos, sin saltos ni omisiones; y segundo, realizando una diversidad aleatoria, de esta manera Glantz, nos presenta esa manera innovadora de mostrar sus relatos, dar una elección libre para cada uno de sus lectores

Debemos aclarar que aquellos relatos breves (o que en este caso desearía llamar microrelatos), no obstante su autonomía, dependerán, a su vez, el uno del otro, mostrando así un conjunto armonioso entre el corpus de relatos que ayudará a reforzar la riqueza de la lectura. Así mismo, cada microrelato tiene un sentido claro y conciso que se va desenvolviendo con la técnica elaborada de la escritora.

Es así, como la presentación de estos relatos breves o microrelatos nos han dado a recordar la postura de Charles Du Bois sobre “el sentido del fragmento” que se entiende como la forma de expresar una idea en resumidas palabras; esta postura encaja adecuadamente en los diarios de fragmentos. A pesar de esto, deja libre la idea de colocar esta postura en algún otro género como el cuentístico o el novelístico, porque los relatos extensos que apreciamos en las novelas, memorias u otra obra literaria, son conformaciones de relatos breves y precisos que nos proporcionan una idea conjunto al momento de interrelacionarse con los otros fragmentos o párrafos que se adicionaran conformando los relatos extensos.

Por otro lado, podemos apreciar que la obra Saña,no nos propone un género específico a pesar de que algunos relatos se pueden considerar como cuentos; entonces, la propuesta de Margo Glantz es magistral, ya que nos da una lección de cómo expresar ideas profundas en pocas y breves palabras, un claro ejemplo de lo mencionado es su libro Saña, que no se debe pasar por alto. Asimismo, la temática es diversa y podríamos calificarla de actualizada en un mundo como el de hoy que está impregnado en la globalización, podemos citar en este caso el relato “¡Ay tan perfecta!”: “Carla Bruni es, indiscutiblemente la chica del momento. Su fugaz noviazgo con Sarkozy y posterior boda express han hecho de la ex modelo y cantante franco-italiana un icono del estilo”; entonces, apreciamos en estas palabras la manera como la escritora se apoya en la actualidad de la noticia, además, de tener conocimiento que el mudo vive una etapa de globalización; es decir, no se propone un enfoque local y centralista; sino, más bien, abunda temáticas históricas y contemporáneas para emparejarlas en una armoniosa elaboración.

Hemos catalogado los microrelatos como simple y concisos, apreciemos esta vez el relato “Intimidad”: “Yo tengo guardadas en una caja, junto a varios pares de aretes, broches de pelo, prendedores y un collar de coral (…) una radiografía del fémur de mi madre, sus anteojos y su cabello conservado dentro de la medida elástica que usaba para proteger sus piernas varicosas”. Consideremos al narrador del relato que enuncia los diversos objetos que posee “guardadas en una caja” mediante la liberación de aquellos; es así como, se entiende el título del poema, donde hay una especie de contraste entre la presentación del relato y lo que nos enuncia el narrador. Un genialidad de Margo Glantz.

Para finalizar, estamos seguros que la lectura de la obra Saña no dejara un desazón en el lector, tendrá un libro ameno e innovador con una técnica precisa y simple. Es un libro que desde el primer hasta el último relato (sin importar la alternancia entre ellos) nos brindara una cautivadora lectura.




Pueden adquirir el libro en el stand 33A de la "Feria internacional del libro de Lima 2011" gracias a Librería Comala, distribuidora exclusiva de "Corredor Sur" (Alianza Estratégica de Editores Andinos) en Perú, que se ha hecho presente en asociación con la editorial Casa Tomada. Háganse acreedores de un descuento especial por ser lectores de "Échale un ojo" indicando haberse informado a través del blog a Armando Alzamora. Más información en:
Puerto de Ultramar

miércoles, 27 de julio de 2011

Luis León Velásquez: "Bástate Alegría"

Por David Pérez

Con poemas barrocos, en la medida que están trabajados desde la forma, es decir, preocupados por la métrica y el ritmo, Luis León Velásquez (Lima, 1983) en el poemario Bástate alegría (Paracaídas, 2011), confirma su actitud individual o insular (motes que se adjudican a quien se separa de la línea usual o tradicional) esbozada en su primer poemario Absolutamente nada. El libro encausa una propuesta genuina dentro de la nueva poesía peruana (salvedades aparte), la cual no presta ningún esfuerzo para preguntarse sobre su genealogía y, de manera degenerativa, se hace patente con colectivismos que arrancan en los setenta: generación del dos mil o la nueva poesía conversacional (tan arraigada al facilismo y la confesión psicoanalítica y a la pose de los bares y recitales).

Poemario, en quince sonetos, de estupefacientes y de amor, locura y muerte: tópicos nunca dejados, que se renuevan al dar la cara, no buena, no de mártir, no de los sentimientos acordes, sublimes, con lo ético-moral. Los poemas de Bástate alegría son de muerte por asesinato, como una de las bellas artes, de locura por la locura misma y de amor a y para la locura y la muerte. En ese sentido los poemas de León no engañan, acusan un “yo” que para su comprensión requiere un lector que, como al entrever el fondo de un pozo, paulatinamente, vea formado su rostro en sus poemas.

Sonetos de métrica variable (aparentemente se cuenta endecasílabos, dodecasílabos y alejandrinos, sin embargo, según la fuerza de lo que quiere decir, los sonetos aumentan una o restan una dos o tres sílabas al patrón acogido, por ejemplo “Infinito” o “Siberia”) donde la rima no termina el verso como en los sonetos clásicos. Y es que no hay rima en los sonetos de León, el ritmo se sostiene en la aliteración, en la correspondencia silábica de los versos, es decir en el orden de las palabras que se silencian para indicar pausas y resuenan para el énfasis; verbigracia, “Sancho & Quijote”: “Y ya te vas Quijote visto yéndote qué ido / en el lujo atroz de lo sólo siendo y estado /como dónde Dulcinea no y sí Sancho al miedo /de tu ideal hoy sensual que se ríe de rudo.”

Por otro lado, respecto a los estupefacientes y al tópico de muerte, mencionaré cinco poemas. La muerte provoca una risa de tablas, de écran, de más pura soledad y más ante “la ulcerada”, que el asesino colmado rechina “bástate alegría” en el poema que abre el libro, “Stanislavsky”. Poema en el cual cita como epígrafe un fragmento de la película biográfica del asesino serial Ted Bundy (algo no acostumbrado) donde la risa que envuelve las muecas o las muecas que envuelven la risa del intérprete ante un espejo de tres cuerpos, inquieta a León para coadyuvar al poema. Esto con el objetivo de alzar el asesinato, no vulgar, ni pasional, ni de circunstancias, sino el planificado, el serial (para en alguno encontrar la perfección), como bella arte, como un proceso de identificación en cada acto, esto es un muerto, que personaliza al no hallado autor. Así en “Special needs” se lee: “Mis ojos son salivas que te husmean en mí / y cerca de plazas ubicuos baches te ubico (…) Te inhalo y todo es exhalo santo antes de usarte”. De esta manera León le devuelve el guiño a Thomas de Quincey[1] (queriéndolo o no), redefiniendo pulsiones, tal vez atisbándote desde lo hondo del pozo. También a la manera de de Quincey, León nos sumerge al mundo de los estupefacientes[2] no naturales, sino químicos y habla de los “zepanes” en “Sísifo” que “De toses del pensamiento e iras fijas iran / los conjuros el espacio temblado y redonda / a paz los labïos en la cara que me asila”; así como lo indica en “mg”: “Como oscila así filosa influye sin oírse /dándose a la célula silba punzada y cima / a ÿ encima de las vilezas que me inciden / vese e inmérsase a paz[3] hacia mi inmenso”. Vemos la alusión a la familia de los barbitúricos que se administran en miligramos, que a manera de comunión insufla de paz que en el poeta es como la soledad en un mar tormentoso o en un volcán por erupcionar como muestra en el poema “Paz”: meta mística de íntima juntura con sus amados otros.

Como se ve, Luis León, escribe desde el revés del acostumbrado tópico y tal vez, solo en la forma, trata de dificultar lo que patentiza cuando habla de estupefacientes. En esa medida el poemario Bástate alegría “desencuadra” la escena poética actual positivamente ya que ¿Quién o quiénes, ahora, sumidos en el mal “versolibertismo”, se preocupa en pensar las palabras, contar las sílabas, estudiarlas como sonido y encender su semanticidad? León pie con pie construye su acorazado soneto, no por dificultarlo sino porque no puede de otra forma. En ese sentido su labor poética se convierte en mezcla perfecta del trabajo del ingenio y el arte, como indica Horacio, como pocos.

[1] Revisar Murder Considered as One of the Fine Arts, 1827
[2] Ver Confessions of an English Opium Eater, 1822
[3] El remarcado es mío.